domingo, 16 de febrero de 2014

El Morrón de Totana. ¡Mucho Morrón!

Decididamente la A.E.M.E.T. no da una. Un 95 % de probabilidad de precipitación y ni una gota de lluvia, pero mejor, porque la excursión que habíamos programado para este día de febrero no era para hacerla con lluvia, al menos unos principiantes como nosotros. 
Nos esperaba el Morrón grande de Sierra Espuña, y varios desafíos. 
Siguiendo la ruta estudiada a través de wikiloc que colgó Ramón Espín partimos de Collado Bermejo siguiendo la carretera de acceso al EVA-13 con objeto de coronar el Morrón junto al famoso Torreón de los Exploradores. Nuestro primer desafío del día.

¿Qué nos deparará el día que comienza?


Aproximación a las paredes del Morrón

La pendiente es importante, pero se rebasa sin dificultades siguiendo la canaleta hormigonada

Atrás queda lo mas duro. El Morrón chico o de Alhama al fondo

En el Torreón de los Exploradores. Primer objetivo conseguido.

Tras tomar un respiro y deleitarnos con las vistas pese al día nublado en esos momentos, tomamos el sendero que desciende hasta Colado Mangueta. Desde allí por los Pozos de Don Eleuterio, buscaremos la acequia de Aledo y la pista que rodeando el monte por su cara sur vuelve a Collado Bermejo.

Aquí abandonamos la pista para ascender hacia el Arco llamado por algunos de Sigismondi escondido tras la Peña Soleada en lo que será el segundo desafío del día.

Bajamos hacia collado Mangueta.

Comenzamos el ascenso hasta el famoso y escondido arco.

Un descanso frente a la Peña Soleada.

La pendiente  es de vértigo. El Pedro López detrás.

Segundo objetivo del día cumplido

Nuevo respiro. El día que nos había dejado ver el sol se ha vuelto a encapotar, y amenaza lluvia por momentos. Dudamos unos instantes pero finalmente decidimos afrontar la tercera dificultad. Cruzar por detrás de la Peña Soleada a través de una estrecha hendidura que nos obligará a algo mas que trepar para superarla

Tercer desafío: El Canalón del Diablo

No parece fácil

Vamos progresando escalón a escalón

Realmente del Diablo, la hendidura.

Un participante necesita ayuda para subir

Si los perros hablaran

Una vez superada la tercera dificultad. Falta bajar por la pedrera.

Un respiro para los píes





En total han sido cinco horas y media para una ruta muy dura y en algún momento complicada pero divertidísima que nos hace volver cansados, pero muy satisfechos.

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